The Fells!

Es que nos destruimos solos, sabemos como funciona, sabemos como ha terminado siempre sabemos que enamorarnos nos costará al final y es como si nos gustara ir corriendo hacia el dolor, hacia la muerte. Enterrados, enterrados en vida y en nuestros propios cuerpos en una jaula sin puerta pero de la cual no podemos salir porque nos encontramos acorralados por nuestras inseguridades, nuestros miedos , nuestras frustraciones y nuestro peores momentos, los vemos de frente y no somos capaces de enfrentarnos a ellos, nos consideramos débiles pero en el fondo sabemos lo fuertes que somos... Nos pertenecemos, pero hace mucho renunciamos a tenernos.

-¿Qué quieres?- Gritó él ya exasperado, no la entendía, por momentos era dulce, buena, cariñosa, alegre, divertida pero de un momento a otro ella pasaba a ser fría y se perdía en la nada, como buscando algo que nunca encontraría.
-Quiero ser feliz como era antes.- Respondió ella apenas audible, el nudo que se le había formado en la garganta le impedía articular palabra alguna.
Él permaneció callado por un momento procesando las palabras que ella acababa de decir, vio como las lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas y se sintió el ser mas horrible por haberle gritado.
Luego de un momento logro decir.
Yo...lo siento.- No se dispuso a hablar más y la abrazo, la abrazó queriéndole transmitir todo el cariño que le tenia y decirle que no estaba sola.
-Quiero ser feliz..- Volvió a repetir ella y en ese momento supo que nunca dejaría que nadie más le hiciera daño.

“De repente me encuentro sentada, con la cabeza agachada y los ojos cerrados. Estoy pensando en ti. En lo que fuimos y pudimos ser, pero que no quisimos. Entonces algo se va atando en mi garganta me duele. ‘Típico nudo’. Y abro mis ojos y cubro con mis manos mi cara, mientras recuerdo nuestro primer beso. Alguien se acerca a mí y pregunta: ¿qué tienes? ‘Nada, sueño’, respondo. Pero mientras, aparece tu nombre y el corazón se me deshace un poco más. Quiero gritar, sacar todo dentro de mí. Pero ya me he empezado a encariñar con el dolor y hay veces que quiero dejarlo ahí dentro. Entonces suena el timbre, me levanto, recojo mi corazón roto y me voy mientras el viento trae el eco de tu risa.” —