Hoy en día existen miles de dietas que aseguran una pérdida de peso considerable junto con una sensación de bienestar y salud garantizada. Pero detrás de todas ellas, ¿se enseñan los correctos hábitos alimenticios o simplemente nos llevan a un desequilibrio nutricional? Ante todo debemos saber que una dieta equilibrada es aquella que aporta todos los nutrientes en las cantidades necesarias para que el organismo funcione correctamente.
Es importante que a la hora de planificar nuestra alimentación tengamos en cuenta nuestras necesidades, las cuales estarán condicionadas por las preferencias, la constitución física, el estilo de vida, la edad y el sexo, la actividad física y el historial de enfermedades. Según la organización mundial de la salud, las proporciones correctas de los macronutrientes son: entre un 8 y un 14% de proteínas del valor calórico total, un 50 a 70% de hidratos de carbono y sólo un 15 a un 30% de grasas.
Al conocer estas necesidades y el contenido de cada nutriente en los alimentos podemos calcular las raciones que necesitaríamos para cumplir estas pautas. Existen tablas donde se expresan los contenidos de nutrientes de cada alimento; para utilizarlas correctamente deberíamos pesar todo lo que consumimos.
Puesto que es un trabajo engorroso y difícil de realizar, existen algunas recomendaciones básicas que surgen de varios modelos dietéticos y sirven de guía a la hora de formar nuestros hábitos alimenticios.
Recomendaciones básicas:
- Consumir diariamente cereales integrales y reducir los productos refinados como el azúcar, pan blanco, bollería industrial, etc.
- Ingerir de cinco a ocho raciones diarias de frutas, verduras y hotalizas, alimentos de bajo contenido calórico y ricos en fibra, vitaminas y minerales. En lo posible que la mitad sean crudas. NO remitirnos siempre a los mismos, recurrir a su amplia variedad y procurar incluir más de 10 variedades semanales.
- No olvidarnos de las legumbres. La soja es una gran fuente de proteínas y minerales y con ella existe una infinidad de productos fácilmente adaptables a la dieta.
- Reducir el consumo de productos cárnicos y darle prioridad al pescado, carnes de ave, carnes magras y huevos.
- Dar prioridad a las verduras de hoja verde, coles, pescado, tomates, soja, ajo, limones, naranjas, kiwis, manzanas y frutos rojos.
- Reducir al mínimo los encurtidos, salazones, embutidos y conservas, platos preparados, de esta forma evitaremos la hipertensión y retención de líquidos.
- Olvidarnos de los fritos y rebozados. Las patatas fritas tienen un alto porcentaje de grasas hidrogenadas, perjudiciales para nuestra salud. Cocinar al horno, plancha o al vapor; de esta forma reducimos la ingesta de grasas y además preservamos las propiedades de los alimentos.
- Las grasas deben obtenerse principalmente del aceite de oliva, frutos secos, semillas. Los lácteos enteros, quesos grasos, carnes, margarinas, bollería y frituras son ricos en grasas saturadas, por lo que es recomendable consumir lácteos desnatados, carnes magras y aceites vegetales.
Si comprendemos la importancia de estas pautas y las aplicamos diariamente podremos formar nuestro estilo de alimentación y adoptar una alimentación óptima conforme a los modelos existentes, como la dieta mediterránea, el vegetarianismo o el modelo asiático.
ohhhh me encanto esta entrada~!! gracias^^
ResponderEliminarGracias a Ti Dayi por comentar
EliminarTienes un premio en mi blog~ :D
ResponderEliminarhttp://sweet-love-shoujo.blogspot.com.es/2014/12/segundo-premio-navideno.html
Gracias Kyaru, ya paso a buscarlo jejeje... saluditos
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